Según Ernst Jünger, el reloj de sol, “tal como evolucionó a partir del sencillo gnomon, es un invento oriental y podemos incluirlo en las artes que desde entonces llamaron caldeas, porque según cuenta Herodoto, lo difundió en Grecia alrededor del año 575 a. C., un caldeo de nombre Berosus”.
Hay que esperar a que el propio feudalismo ayude a la difusión de los relojes de sol en el continente europeo. Fue la orden religiosa benedictina [529 dC] y su empeño en cumplir con el calendario dictado por su fundador, lo que anima a estos monjes a estudiar la construcción de relojes de sol. Desde su origen, la Iglesia Católica quiso santificar ciertas horas del día con una oración común. La gnomónica de estos siglos llevó a la construcción de relojes de grupo o relojes de horas canónicas y en ellos seindicaba la hora de la oración. Estos relojes estaban situados generalmente en las fachadas meridionales de las iglesias y los monasterios. Los primeros relojes de sol tallados en las fachadas de piedra de las catedrales comienzan a aparecer a principios del siglo VIII. En el año 1000 se construyeron relojes de sol horizontales que utilizaban huecos abiertos en las bóvedas de las catedrales.
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