Fray Antonio de Jesús, amigo de Santa Teresa, llevó cinco relojes a la casilla de Duruelo para dar comienzo a la Reforma carmelitana. Escribe la Santa: “Sólo de relojes iba bien proveído, que llevaba cinco, que me cayó en harta gracia. Díjome que para tener las horas concertadas, que no quería ir desapercibido. Creo aun no tenía en qué dormir “ (Libro de las fundaciones, cap. XIV).
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