El reloj fue una verdadera obsesión en el siglo XVII, no sólo como tema poético sino como objeto en el plano vital, fue algo así como el emblema de la época. Señala Isabel Pérez Cuenca que “El reloj en sus distintas variedades (de arena, de sol...) llamará la atención de un gran número de poetas, que lo convierten en motivo poético de sus composiciones. ¿Qué mejor objeto para reflejar el imparable y angustioso correr del tiempo? “El tiempo, el “verdadero protagonista del drama barroco” (E. Orozco), se presenta enlazando la sucesión y la medida del tiempo, el sentimiento de la muerte, el sentimiento del amor (carpe diem...), etc. El reloj es un índice inequívoco del cambio de época, del comienzo de la edad moderna.
domingo, 22 de maio de 2022
Subscrever:
Enviar feedback (Atom)
Sem comentários:
Enviar um comentário