A QUIEN TRAÍA UN RELOJ CON LAS CENIZAS DE SU DAMA POR ARENA
Ya sin risa la luz, sin voz la rosa,
la beldad sin candor, tu vida muerta,
al fin, Belisa, en polvo te despierta
cuando menos y nada, aún poderosa.
La firmeza a tu instancia querellosa,
de sus beldades y rigor desierta,
sirva, si [te] cegó, de que te advierta,
pues, porque tú reposes, no reposa.
¡Cuánto le eres deudor!, pues que te llama
por horas, y sin vida, y con su exemplo,
que, si lo aprovechares, te eternizas.
Quien lo menos amó, lo más infama:
culto y reliquias restituye al templo,
que de un color son todas las cenizas.
FRANCISCO LÓPEZ DE ZÁRATE (1580-1658)
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