...¿Cómo puedo aguardar ningún reposo,
si el reloj de mi vida se ha quebrado,
parándose el volante perezoso?
Dejé mi albergue tierno y regalado,
y dejé con el alma mi albedrío,
pues todo en tierra ajena me ha faltado.
Fuéseme sin pensar mi aliento y brío,
y si de alguna gala me adornaba,
hoy del espejo con razón no fío...
ANTONIO ENRIQUEZ GÓMEZ (h. 1602-1660)
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