El poeta habla primariamente de la naturaleza que lo rodea, y de inmediato asoma la dimensión del tiempo como constitutiva de la realidad del mundo y de su propia existencia. Se configura el tiempo como sucesión, que deja atrás lo pasado, y proyecta un futuro, en tanto lo realmente vivido es el ahora, el presente. Sin embargo, la dimensión de lo que perece no es racionalmente comprensible. ¿Porqué aquello que estaba deja de estar? ¿Qué ley rige la consumación del tiempo, que deja atrás lo vivido?
Graciela Maturo
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