El problema, coinciden los expertos, es que queremos ir al paso de la tecnología y eso es imposible. "Los ordenadores cada vez trabajan más rápido y son capaces de hacer más cosas simultáneamente. En la medida en que trabajamos con ordenadores nos mimetizamos con su ritmo", cuenta Francesc Puig, alumno interno en el Departamento de Filosofía de Navarra, que considera que "a veces se nos pide que vayamos a una velocidad que no es propia de nosotros, sino de máquinas. Que el envío de correos electrónicos sea instantáneo no implica que la redacción también deba serlo. No existe la redacción instantánea como tampoco existen las personas multitarea, aunque algunos se empeñen".
Recuerda este filósofo que toda la polémica que levantó el doble check de Whatsapp -que obligó a la compañía a emitir un comunicado aclarando que no significaba que el mensaje se hubiera leído, sino sólo que se había entregado (antes de introducir el color azul)- tiene que ver con esto. "¿Por qué se asume que dos checks azules implican una respuesta inmediata? Abres un mensaje y piensas 'cuando salga de trabajar contesto' y antes de poder hacerlo recibes un 'ok, ya veo que no te interesa'. No debería ser así. La gente debería entender que el éxito en el ámbito tecnológico consiste en comprimir los procesos para que las máquinas cada vez vayan más rápido. Pero el éxito en las personas no está en esto, sino en lo contrario. El éxito para el hombre está en hacer lo que hace bien hecho. Y para hacer las cosas bien se necesita tiempo", expresa Puig. "¿O hubiera pintado Velázquez las mismas Meninas si le hubieran dado sólo una hora?", se pregunta. Por eso, recalca algo que a veces se olvida: "El mejor amigo es el que te saca a tomar una cerveza el tiempo que necesites, no el que te envía un mensaje motivador o un vídeo de gatos".
Puig critica que "somos esclavos del tiempo, de una sociedad que no sabe distinguir entre una persona y una máquina, y que está empezando a exigir a las personas lo que sólo es propio de las segundas". En efecto, vivimos como el conejo de Las Aventuras de Alicia en el país de las maravillas, que llega demasiado tarde a su destino. Este ritmo acelerado, el ir con la lengua fuera tras el reloj, hace que nos angustie cumplir años. "Hoy una persona con 50 años, si se queda en paro, casi no tiene oportunidades. Se prima la juventud y la belleza y así cuesta más envejecer. El envejecimiento va ligado a cambios y unas cosas se pierden y otras se ganan. Pero si nos centramos en las primeras sólo se siente angustia", indica Cruz, que saca a colación el término gerascofobia, definido como "el miedo irracional a hacerse mayor". No es el único trastorno relacionado con el paso del tiempo. La cronofobia, explica Rojas Marcos, "es una condición psicológica en la que se sufre un miedo muy intenso y atroz a la idea de no poder controlar el tiempo, al paso del mismo o a la idea de estar atrapado".
Isabel F: Lantigua in El Mundo, 17/07/2016
segunda-feira, 12 de março de 2018
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