sexta-feira, 25 de maio de 2012

Agenda - Os Relógios assinados Rosseau, no Museu Patek, em Genebra


Timepieces Signed Rosseau. Até 13 de Outubro, no Museu Patek Philippe, em Genebra.

Por ocasião das celebrações do tricentenário do nascimento de Jean-Jacques Rousseau (1712–1778), o museu e o Comité européen Jean-Jacques Rousseau organizaram conjuntamente uma exposição temática de relógios raros, obras-primas do século XVII, escolhidas do acervo da manufactura genebrina, de coleccionadores privados e de instituições públicas.

A família ascendente do filósofo Jean-Jacques Rousseau incluiu vários relojoeiros e artistas de profissões relacionadas, tornando a dinastia Rousseau um espelho perfeito da capacidade relojoeira da Genebra do Século XVII.

Sobre o fascínio que a Relojoaria despertou nos filósofos da Enciclopédia, escrevemos em tempos para a revista Revolution Espanha:


Utopia Mecánica

La Enciclopedia y la Relojería

Fernando Correia de Oliveira

Desde el surgimiento de la relojería mecánica, en el final del siglo XIII y inicio del XIV, que muchos autores, nombradamente de textos religiosos, sentirán la tentación de comparar el comportamiento de los engranajes de los medidores del tiempo con el Universo.

Y Dios fue llamado de Relojero Supremo, creador y guardián de la Mecánica Celeste, tan perfecta en su Harmonía de Esferas. Los cuerpos celestes, con sus ritmos exactos, eran, ellos mismos, inspiradores de esos mismos engranajes, que los representaban en miniatura, por medio de relojes astronómicos. En la Terra, los reyes deberían gobernar según las reglas del “reloj” de Dios y ser, ellos mismos, “maestros relojeros” de las sociedades que tenían bajo su mando.

Los Enciclopedistas, el Siglo de las Luces, volverán a fascinarse por el mundo de la relojería. El  filósofo ginebrino Jean-Jacques Rousseau (1712-1778), en su insistente deseo de encontrar un país ideal donde la Naturaleza y la Cultura llegasen a un síntesis harmonioso, pensaba en la Suiza como tierra donde una populación se iba desarrollando sin abandonar el contacto con el mundo natural – tan caro a las ideas rousseanas – y conseguía, al mismo tiempo, un grado muy elevado de perfección técnica. 

En una correspondencia al filosofo francés Jean le Rond d’Alembert, recuerda lo que observó en la región de Neuchâtel, donde vivía una populación realizando su ideal de vida perfecta, desarrollando una creatividad productora de inúmeros obyectos, que exportaba, inclusive para Paris. “Entre otras cosas, estos pequeños relojes de madera que desde hace años se observan por ahí. Los hacen también en hierro, y relojes de bolsillo, y, lo que parece increíble,  cada uno de estos artesanos reúne en si todos los oficios en que se divide la relojería, y incluso fabrican ellos mismos sus herramientas”. 

Rosseau admira la ilustración de estos industriosos montañeros que, para el autor de Contrato Social, constituyen ejemplos perfectos para toda la Humanidad.

El proprio d’Alembert hizo uso recurrente de la imagen del reloj para expresar sus ideas filosóficas. “Habrá más crímenes en un mundo donde no existan ni castigo ni recompensa, como habría más desacierto en un reloj cujas ruedas no tuviesen todos sus dientes”; y aun: “Aquello que hubiese inventado rodas con dientes y piñones habría inventado los relojes en otro siglo”.

Otro filósofo francés, Sébastien Roch, conocido como Nicolas de Chamfort, decía por esa altura: “La felicidad es como los relojes. Los menos complicados son los que se desreglan menos”.

Después, hay Voltaire, lo que más directamente estuvo relacionado con la relojería, el oficio de su padre, abuelo y bisabuelo. Lo trataremos en el próximo número de Revolution. [...]

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