El tiempo es un perpetuo paso del pasado, del presente y del futuro, lo cual nos vuelve impotentes y desgraciados. Pero hay un momento de este tránsito que existe para nosotros, que siempre nos es dado: el presente. Sólo el presente es; el pasado ya no es; el futuro todavía no es. Señalemos esto: las fracciones del tiempo son captadas siempre a partir del presente. Estas, lo hemos visto, no son ni partes de la subjetividad ni partes del mundo físico. Podría decirse, con San Agustín, que son modos del presente: el primero sería la memoria; el segundo, la intuición; el tercero, la expectación. Existe el presente relativo a los acontecimientos pasados, el relativo a los acontecimientos presentes y el que se refiere a los acontecimientos futuros. Es presente lo que es: aquí, ahora. La presencia supone el ser real, el «existente», cuya significación es precisamente «lo que está siendo». La experiencia de la presencia es la experiencia de la existencia, que es siempre anterior a que yo la haya concebido. La existencia se anticipa a todas las experiencias; precede incluso a la memoria.
Hervé Pasqua
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