Platón es quien habla de la reminiscencia, capaz de incorporar activamente el pasado al presente, al tiempo real. La reminiscencia se constituye en una técnica espiritual, y genera expresiones poéticas, entre ellas la elegía, género de la memoria (tutelado por Mnemosyne). La elegía es un género ritual y social antes de ser literario; existe en pueblos de muy diverso grado de evolución, como rito que hace soportable para cada individuo la pérdida de los deudos. El llanto se convierte en canto y engendra la elegía funeral, en que se llora la pérdida, se recuerda al ausente y finalmente se lo celebra en su inmortalidad.
Por eso se dice que la elegía tiene dos tiempos: lamentación y consolación. El poeta la cultiva espontáneamente, pero a veces conoce el género por su cultura poética, y lo practica con pleno conocimiento. (Conocemos elegías de Tibulo, Propercio, Horacio, Garcilaso de la Vega, Nicolás Guillén, Federico García Lorca, Daniel Devoto, Olga Orozco, Alfonso Sola González, Teuco Castilla).
Graciela Maturo
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